La Madre Reno:

mitología y vida ancestral

Hace mucho tiempo, mucho antes de que Papá Noel surcara nuestros cielos imaginarios en su trineo tirado por renos, existía otra leyenda que inspiró la idea de los renos de Santa Claus. Como sabemos, la figura de Santa Claus es una mezcla de leyendas e historias, unificadas por Coca-Cola durante los años 30 en la imagen actual de Papá Noel, con derechos de autor incluidos, of course. Sin embargo, en la historia ancestral, los protagonistas no eran renos machos, sino una Madre Reno que volaba durante el Solsticio de Invierno. A diferencia de los machos, la hembra no pierde su cornamenta en invierno, por lo que es ella, con una cornamenta grande y fuerte, la que lidera y protege a la manada durante los largos y fríos días. Esta madre era venerada como “la madre que da la vida” por los pueblos del norte, que dependían de ella para obtener leche, comida, ropa y abrigo, manteniendo así a la tribu saludable. La leyenda, desde las Islas Británicas, Escandinavia, Rusia, Siberia y cruzando el Estrecho de Bering, traspasó barreras y llegó a pueblos distantes entre sí tanto en espacio como en tiempo, pero que comprendían la importancia de la “Madre Que Da La Vida”.

​La Madre Reno, que no perdía su cornamenta durante el invierno, era vista por los pueblos del norte como un ser capaz de mantener la vida, incluso superando la “muerte” simbólica del Sol durante tres días. Desde el Neolítico, se le veneraba como una figura espiritual asociada al renacimiento del sol, la fertilidad y la maternidad. Su cornamenta adornaba santuarios y altares, se enterraban en tumbas ceremoniales y se creaban joyas con su imagen, llevadas con honor. Su figura fue esculpida en menhires de piedra, y su cornamenta a menudo representaba el árbol de la vida, conectando el sol, la luna y las estrellas. Aunque muchas veces se piensa que estas imágenes son de renos machos, es más probable que representen a la Madre Reno, venerada por culturas ancestrales desde Escocia hasta Siberia y Mongolia. En muchos lugares, la leyenda de la Madre Reno aún se mantiene viva y se cuida a las madres reno con respeto.

En los relatos de muchos países nórdicos, no hay reyes que sigan una estrella guía, sino historias sobre la Madre Reno que durante el solsticio de invierno, en las noches más largas y oscuras del año, volaba durante tres días llevando en su cornamenta la luz de la vida, protegiéndola de la oscuridad hasta la llegada del año nuevo, cuando los días comienzan a alargarse con el renacimiento del dios Sol.

Así, en el cuento actual de Papá Noel, no son renos machos los que tiran del trineo, sino renas, ya que mantienen su hermosa cornamenta. Rudolf, con su nariz resplandeciente, estaría basado en la Madre Reno, que cuidaba de la luz del Sol durante los tres días en que este “dormía”, llevándolo en su cornamenta e iluminando la oscuridad. La verdad es que, como suele suceder, la historia original es mucho más hermosa y significativa que la versión moderna y comercial que conocemos ahora.

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